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lunes, 14 de mayo de 2012

Artículo del Profesor D. Francisco Rojas sobre el maestro D. Manuel Asián

Un artículo realizado por nuestro profesor D. Francisco Rojas Castellano comienza su escirto recordámdonos a Plinio el Joven (siglo I) " Es una noble misión rescatar a quienes merecen ser recordados"
D. Francisco Rojas nos ha regalado a todos los corian@s con un tesoro de insospechadas dimensiones: nada menos que una brillantísima página de nuestra memoria humana y educativa. Un artículo que con el inmenso placer que da releerlo, se convierte en todo un tratado histórico, literario y pedagógico de nuestro pasado más cercano. Francisco, que ya nos sorprendió con su generosa capacidad investigadora y su profunda sensibilidad en “La Enseñanza en Villanueva de Córdoba (2010)”, es capaz de remover cielo y tierra, engaño y dictadura, para hacer justicia con un MAESTRO coriano que, a la luz de la verdad -siempre reluciente cuando hay un Francisco Rojas singular y quijotesco por el mundo-, despunta por sus nobles y comprometidos actos. Disfrutemos de esta reposición de “la verdad”, todo lo que no pudieron y anhelaron nuestros sacrificados antecesores. 
D. Manuel Asián Ruiz (1910)
El 12 de agosto de 1937, veinte días después de cumplir la edad de jubilación, moría en Coria del Río D. Manuel Asián Ruiz, uno de los maestros más ilustres de la historia de la enseñanza pública del siglo XX. Perteneció junto con D. Francisco García García (1829-1890) y D. Hipólito Lobato Palacios (1892-1952) a un grupo de maestros que trascendieron su trabajo estrictamente docente para implicarse plenamente en la vida local y que dieron lo mejor de sí mismos para mejorar la vida de sus vecinos a través de la difusión de la cultura entre los sectores más humildes de la sociedad coriana. Pero mientras D. Francisco y D. Hipólito recibieron el reconocimiento de sus méritos y de su valía, perpetuando su nombre en una calle o un colegio, D. Manuel ha desaparecido de la memoria colectiva local. Tal vez sirva aquí el dicho de que nadie es profeta en su tierra porque mientras sus compañeros no nacieron en Coria, aunque se identificaron profundamente con ella, D. Manuel nació en esta localidad y desarrolló toda su vida profesional en ella. Pero, a veces, las mezquindades, las envidias o la indiferencia impiden apreciar el mérito y las cualidades de nuestros vecinos. Quizá fue esto lo que le pasó a este extraordinario maestro cuya figura constituye un ejemplo de dedicación absoluta a la docencia, un modelo a seguir para las siguientes generaciones... 
D. Manuel, con alumnos, en el patio de “la escuela de balde”, hacia 1917.
 
El estudiante de Pedagogía Francisco López realiza esta entrada